Ignasi M., reputado museólogo, vive tiempos dramáticos pero tiene la capacidad de explicarlos de forma delirantemente divertida. Durante los años de bonanza todo le iba viento en popa, pero con la crisis, su empresa quebró. La intentó salvar hipotecando su casa y está a punto de perderla acuciado por los bancos. Es gay seropositivo y participa en un programa de ensayo clínico, mientras intenta aguantar los malos tiempos y rehacer su cotidianidad disfrutando cada minuto de su vida. Su anciano padre ha intentado suicidarse y está recluido en una residencia. Su ex-mujer, se mueve en silla de ruedas, y ha descubierto su lesbianismo. Un derroche de valentía, sinceridad y humor muestra su capacidad para sobreponerse, positivamente y con esperanza, de éstas y otras muchas adversidades por muy crueles que se presenten.